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CORRESPONDENCIA

 

Lunes, 16 de Junio de 2025



Reliquia de crueldad sin cabida en este mundo.- Anne Marie Allen

 

Estoy justificadamente, sin remordimientos, indignada. Indignada de que el Opus Dei exista, una reliquia de crueldad sin cabida en este mundo.

 

Atraída por la promesa de un curso de hostelería, Anne Marie Allen fue reclutada por la secreta organización católica a los 15 años. Pasó los siguientes siete años como esclava doméstica, viviendo una vida de automortificación y servidumbre. Aquí, habla de lo que realmente ocurrió tras las rejas y del trauma y la vergüenza que le dejaron.

Tanya Sweeney
Sábado 14 de junio de 2025

Anne Marie Allen me muestra exactamente en qué parte del muslo superior usaba su cilicio —una cadena de metal con eslabones puntiagudos— durante dos horas al día. Cuanto más arriba y ajustado lo llevaba, mejor.

“Cuanto más suelto estaba, más raspaba [la piel], así que era más fácil atarlo bien fuerte y luego hacerle un nudo doble o triple”, explica. “Y luego te azotabas el sábado, al son del Salve Reina en latín. Pasabas por los dormitorios y oías a la gente hacerlo. Y eso era normal”.

Durante siete años, Allen, que ahora tiene 62 años, trabajó en el Opus Dei (y posteriormente se hizo miembro de él), una asociación de la Iglesia católica que cuenta con casi 94.000 miembros, tanto laicos como clérigos, en todo el mundo. Aunque es difícil establecer cifras exactas, se cree que unos 800 de estos miembros residen en Irlanda…

Reportaje completo

 





Los discernimientos vocacionales.- Gervasio

 

Los discernimientos vocacionales

Gervasio, 16/06/2025

            A mi modo de ver los discernimientos vocacionales proceden de dos fuentes: la del que llama y la de aquel que es llamado. El que llama tiene que discernir adecuadamente a quién llama y el llamado tiene que discernir no menos adecuadamente quién es el posiblemente imbécil de turno que lo llama. El Opus Dei, como también otras instituciones eclesiásticas, tiene para la captación de jóvenes una red de colegios y clubs juveniles. Cada institución se las apaña como buenamente puede...



(Leer artículo completo...)




Carta a Fernando Ocáriz.- Alberto Barrera

Carta de Alberto Barrera a Monseñor Fernando Ocáriz
15 de junio de 2025
Monseñor Fernando Ocáriz
Prelado del Opus Dei
Roma, Italia

Estimado Monseñor Ocáriz:

Me dirijo a usted con el respeto debido a su investidura, pero también con la firmeza que otorga la verdad vivida en carne propia. Mi nombre es Alberto Barrera, y soy el autor del libro "Cenizas, mi vida después del Opus Dei", testimonio que nace de años de reflexión y dolor tras mi experiencia dentro de la institución que usted dirige.

Escribo esta carta movido por un imperativo moral: denunciar públicamente el engaño sistemático del que fui víctima y del que siguen siendo víctimas tantos jóvenes que, como yo en su momento, buscan sinceramente servir a Dios y encuentran en el Opus Dei no la vocación laical que se les promete, sino una realidad muy distinta.

Durante mi permanencia en la Obra, se me hizo creer repetidamente que mi vocación era genuinamente laical, que podría vivir plenamente en el mundo secular manteniendo mi compromiso espiritual. Sin embargo, la realidad cotidiana desmentía constantemente este discurso. Las exigencias que se me imponían eran, en esencia, las propias de la vida religiosa: obediencia ciega a los directores, desprendimiento total de los bienes materiales, sometimiento de la voluntad personal a las decisiones institucionales, y una entrega que no reconocía límites entre lo privado y lo comunitario.

Esta contradicción fundamental entre el discurso y la práctica constituye, Monseñor, un engaño deliberado. Se nos vendía la idea de una vocación laical libre y comprometida, cuando en realidad se nos sometía a un régimen de vida que negaba precisamente aquello que define al laicado: la autonomía responsable en el mundo secular.

¿Cómo puede justificarse que se exija a numerarios y agregados un celibato obligatorio mientras se les niega el reconocimiento como religiosos? ¿Cómo puede presentarse como "vocación laical" una forma de vida que implica la renuncia práctica a los derechos y libertades fundamentales del estado laical?

La pregunta que me atormenta, y que dirijo a su conciencia, es la siguiente: ¿No constituye esto una forma refinada pero real de fraude espiritual? ¿No es acaso una manipulación de las conciencias jóvenes que buscan sinceramente la voluntad de Dios?

Mi experiencia me ha enseñado que el Opus Dei desarrolló una estrategia sofisticada para obtener los beneficios de la vida religiosa (entrega total, obediencia absoluta, disponibilidad completa) sin asumir las responsabilidades canónicas y sociales que conlleva reconocerse como congregación religiosa. Esto permite a la institución operar con una flexibilidad y discrecionalidad que, de otro modo, estarían limitadas por las normas que protegen a quienes abrazan genuinamente la vida consagrada.

No escribo desde el resentimiento, sino desde la responsabilidad moral de quien ha comprendido la naturaleza de un sistema que considera profundamente injusto. Mi libro "Cenizas" no es un ataque, sino un testimonio; no es venganza, sino justicia.

Exijo, respetuosamente, pero con firmeza, que el Opus Dei reconozca públicamente esta contradicción fundamental y que, o bien reforme radicalmente sus prácticas para hacer honor a su discurso sobre la vocación laical, o bien reconozca honestamente su verdadera naturaleza como instituto de vida consagrada.

Los jóvenes que se acercan a la Obra tienen derecho a conocer la verdad completa sobre lo que se les está pidiendo. Tienen derecho a saber que, bajo el ropaje de una vocación laical, se les está proponiendo en realidad un género de vida que implica renuncias y compromisos propios del estado religioso.

No puedo permanecer en silencio ante lo que considero una injusticia institucionalizada. Mi conciencia me obliga a alzar la voz, no solo por mi experiencia personal, sino por todos aquellos que fueron y siguen siendo víctimas de esta ambigüedad sistemática.

Espero que esta carta llegue no solo a sus manos, sino también a su conciencia de pastor. El Evangelio nos enseña que la verdad nos hará libres, pero esta libertad requiere de nosotros la valentía de reconocer nuestros errores y la humildad de corregir nuestro camino.

Quedo a la espera de una respuesta que vaya más allá de las explicaciones jurídicas habituales y que aborde, con honestidad, el fondo moral de la cuestión que planteo.

Con el respeto debido y la esperanza de que la verdad prevalezca,

Alberto Barrera

Autor de "Cenizas, mi vida después del Opus Dei"


Copia de esta carta será enviada a medios de comunicación católicos y seculares, así como a organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos de las personas en instituciones religiosas.





Ex numeraria auxiliar. Gaby (2).- Ágora Coloquios

 


Gabriela Illanes llegó a la cúpula del Opus Dei: Villa Sacchetti y Villa Tevere, en Roma

Allí, donde vive el prelado y se decide el rumbo de la institución, Gaby pasó cinco años entregada al trabajo casi sin descanso. Lavavajillas, limpieza, organización… jornadas extenuantes en casas con más de 200 residentes. El único respiro era la tertulia y las normas espirituales; el domingo, una pausa mínima para tocar la guitarra en su habitación.


Gaby (1)





Zoom de Antonio Moya del viernes 13 de junio.- Carmen Charo

 

Zoom de Antonio Moya del viernes 13 de junio de 2025

Se analiza el nuevo contexto en el que se produce la entrega de los nuevos estatutos de Ocáriz al Papa, para entender cómo puede ser el futuro inmediato del engendro Opus Dei, todavía prelatura personal.





 

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